jueves, 22 de octubre de 2009

Nada espero aquí sentado

Nada espero aquí, sentado con los brazos caídos, de esta tarde que declina
sentado en un banco de una plaza perdida en esta ciudad encantadora
encantanda de ramos esparcidos de flores marchitas en baldes abandonados
y se dice las seis y treinta cinco, eso y el tiempo que designa el silencio
de un cuerpo, mi cuerpo dejado así al desvarío de la nada
rozando apenas el pavimento que acalora los pies
zapatos de cuero y goma viejos ladeados desgastados
y eso que pasa no es más que una persona que me dice basura
vago hambriento, mirada meticulosa que ausculta los latidos
de la ciudad que declina en la tarde que simplemente declinamos
pero él se lo miente y deja de mirar
C.G.

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